DESDE ÁSTURA A ESLA

No voy a hablar aquí de las fuentes del Esla, cuestión harto debatida y, por el momento, sin solución documentada. Además de enfrentamiento dialéctico entre Valdeburón y Tierra de la Reina.

Quiero explicar para todos (a ver si lo consigo), sean filólogos o no, cómo el río que el historiador romano Floro llama ÁSTURA ha llegado a nosotros con el nombre de ESLA.

Y partiré de dos precisiones previas, que me parecen esenciales para comprender el enrevesado mundo de las variantes (una misma palabra con diferente forma) en la Edad Media.

En la Edad Media quienes sabían leer y escribir eran muy pocos. La documentación que se nos ha transmitido es manuscrita, procedente de ese reducido grupo de personas que sabían escribir: los copistas, en su mayoría clérigos.

Entre los copistas medievales de  manuscritos se distinguen dos tipos: los que copian (o intentan copiar) fielmente lo que les presentaban escrito ya y los que transcribían lo que les dictaban o simplemente oían. En ambos casos, los había que, incluso, se permitían copiar corrigiendo, no acertando en ocasiones en la corrección. De ahí que nos podamos encontrar con tanta variedad de formas de una misma palabra. Si uno copia lo que oye puede escribir perfectamente ÉSTOLA, ÉZTOLA, STOLA, ÉXTULA, ÉXTULE, HÉXTULE, etc., variantes todas ellas procedentes de ÁSTURA.

Además, por razones de evolución fonética y de dominio lingüístico (de espacio, de lo que se llama sustrato lingüístico) una misma palabra puede evolucionar de forma diferente, produciendo sus variantes respectivas. Estas pueden convivir durante tiempo (siglos) hasta que una se imponga o sobrevivan varias. En el dominio actual del leonés se puede apreciar perfectamente como nos muestran el Diccionario de las hablas leonesas de Eugenio Miguélez o el Léxico del leonés actual de Janick Le Men.

Terminaré esta introducción indicando que el hidrónimo ÁSTURA (y sus resultados en castellano) ha sufrido una evolución muy similar al topónimo actual ESLONZA (comarca leonesa que se halla entre Gradefes y Villasabariego): ALISO-NTIA, ELISONTIA, ALISONZA, ELISONZA, ASLONZA, ELSONZA, SLONZA, ESLONZA. Todas estas formas las podemos encontrar en la documentación medieval, sobre todo en la del monasterio de san Pedro de Eslonza.

  1. ÁSTURA

El primer autor que cita el río hispano ÁSTURA es Lucio Aneo Floro (S. I-II) en el Epitome de Tito Livio (más conocido como Historia de Roma) en su libro segundo, capítulo 33, dedicado a la guerra de los romanos contra los cántabros y astures. Allí dice lo siguiente:

«asentado su campamento junto al río Ástura (la –m se debe a que está en acusativo), dividido su ejército en tres cuerpos, se prepararon para atacar al mismo tiempo los campamentos de los romanos» (sed positis castris apud Asturam flumen trifariam diviso agmine tria simul Romanorum adgredi parant castra).

Otros de los autores que menciona el río Ástura es Paulo Orosio (c. 383-c.420), sacerdote, historiador y teólogo hispano, en su obra Historia contra los paganos (Historiae adversus paganos), capítulo XXI, en el que narra la llegada de Augusto a Hispania y la guerra contra los cántabros y astures:

«Los astures, por su parte, tras colocar su campamento junto al río Ástura, hubieran derrotado con su buena estrategia y sus fuerzas a los romanos, si no hubiesen sido traicionados y sorprendidos de antemano». (Astures vero positis castris apud Asturam filumen Romanos, nisi proditi praeventique essent, magnis consiliis viribus oppressissent).

También encontraremos el nombre latino sin evolucionar en San Isidoro (560-636), Etimologías:

«Los ástures, nación de Hispania, así llamados porque les rodea el río Ástura, habitan protegidos por sus frondosas selvas y montes» (astures gens Hispaniae, vocati eo, quod circa Asturam flumen, septi montibus sylvisque crebis inhabitant, (9, 2, 112).

  1. ÁSTORA / ÉSTORA / ÉSTORE

Evolución fonética. Comenzaré diciendo que en latín las vocales se diferencian entre largas  (-) y breves (ᴗ), según el tiempo que se tarde en emitirlas. De acuerdo con esta diferenciación, cuando la silaba penúltima es breve el acento recae en la antepenúltima. Esto es lo que ocurre en ÁSTŬRA. Se pronuncia, por tanto, como esdrújula. Esta será la etimología de punto de partida.

Teniendo en cuenta la evolución fonética que experimentan las palabras latinas para convertirse en castellanas, este sería el primer «resultado: ÁSTŬRA > ÁSTORA. La Ŭ átona se ha convertido en O. Esta primera solución castellana no la encontramos, pero sí ÉSTORA, en la Crónica Albeldense ((883). la A inicial se ha cerrado en E (inflexión de la vocal tónica, aunque es un fenómeno fónico de muy reducida extensión), como se puede apreciar en otras palabras medievales astur-leonesas (Alisoncia>Elisoncia>Isloncia). Una variante sería ÉSTORE

  1. ÉSTOLA / STOLA / ÉSTORA / ÉSTULA / ÉXTULA / HÉSTULA / ÉSTULE /ÉXTULE / HÉSTULE/ ÉZTOLA / ÍSTULA  / ÍSTOLA / ÍSTOLE / HÍSTOLA

En la documentación conservada del monasterio de Sahagún, que tuvo numerosas posesiones en las poblaciones por las que pasa el actual río Esla, publicada bajo el nombre de Colección diplomática del monasterio de Sahagún, encontraremos frecuentes referencias al río Esla bajo diferentes nombres. Otro tanto sucede en la documentación de la catedral de León publicada en varias obras, en la del monasterio de Eslonza o en el de Gradefes. También manejaremos las crónicas medievales.

En los documentos de los siglos X a XIII se  encuentran las variantes que encabezan el epígrafe. Todas ellas proceden de ÉSTORA mediante un  proceso de disimilación (cambio de R por L) muy frecuente en el castellano medieval, como también era frecuente la vacilación entre las vocales E, I. La forma más repetida es la de ÉSTOLA, documentada desde el siglo X al XII.

Respecto de la aparición de la forma ÉZTOLA, conviene reseñar lo siguiente. En la Edad Media existían seis fonemas consonánticos sibilantes (tres sordos -las cuerdas vocales no vibran- y tres sonoros –las cuerdas vocales vibran) que comenzaron a confundirse. Se representaban por las consonantes C+e, C+i, Z+a, Z+o, Z+u, Ç, Z, S, SS, J, G, X.

En la segunda mitad del siglo XVI y la primera del siglo XVII se produjeron cambios radicales del consonantismo español, lo que determinó el paso del sistema fonológico medieval al moderno.

Por lo que respecta a los seis fonemas sibilantes, lo primero que sucedió es que se redujeron a tres: los sonoros desaparecieron y quedaron los sordos, aunque las letras siguieron utilizándose. De los tres sordos, solo quedó una sibilante, /S/, que se representaba por la letra S. El fonema representado por la C, Ç y Z se convirtió en interdental /Z/, el actual sonido CE. El fonema representado por J, G y X se convirtió en velar /X/, el equivalente al sonido actual GE.

  1. ÉSTOLA / ÉZTOLA / STOLA / ESTLA / EZTLA

Es necesario advertir que en la Edad Media la S no representaba el mismo sonido que la Z, como se encarga de recordarnos Antonio de Nebrija en su Gramática de la lengua castellana (1492), donde defiende que se escriba como se hable. Por tanto, la pronunciación será diferente en el caso de ÉSTOLA y ÉZTOLA.

De ÉSTOLA deriva ESTLA, lo mismo que de ÉZTOLA sale EZTLA, formas que ya se hallan en el siglo X y XI en la documentación antes citada. Se han producido por la pérdida de la vocal postónica, la –O-, fenómeno usual en castellano.

  1. EZTLA / EZLA / ESTLA / ESLA / ESLLA / SLA /ESLE

Al perderse la vocal postónica, se produce en el interior de la palabra un grupo consonántico EXTRAÑO en el castellano: -STL-. De difícil pronunciación. La lengua lo soluciona conservando solo la consonante primera y la última. Así pues, se ha eliminado la dental –T-, con lo que la pronunciación se hace normal. La forma que resultó fue EZLA y ESLA, con sus variantes.

  1. ESLA / EZLA

EZLA y ESLA serán las formas que nos encontraremos con carácter general a partir del siglo XIII en los manuscritos. Sin embargo, en las obras impresas, la forma predominante hasta el siglo XVIII será EZLA. Algunos ejemplos, de los muchos que se podrían citar.

Alfonso X (rey de Castilla entre 1221 y 1284) escribe en la Primera crónica general, capítulo 58, en referencia al rey Alfonso el Católico: «Entró el rey don Alfonso por Tierra de Campos –esta es Toro, la que tiene de un cabo el río EZLA, del otro el río de Carrión».

En la cartografía del siglo XVI siempre aparece la forma EZLA. Y del siglo XVI es la gramática del licenciado Villalón (1558) que nos recuerda que las letras S y Z representan sonidos diferentes, y que la Z se pronuncia como si fuera una doble Ç.

El portugués Jorge de Montemayor situó la acción de su novela pastoril los Siete libros de Diana (1559) en tierras leonesas: «En los campos de la principal y antigua ciudad de León, riberas del río EZLA [el río Esla no pasa por la ciudad de León], hubo una pastora llamada Diana, cuya hermosura fue extremadísima sobre todas las de su tiempo».

Otro de los ejemplos seleccionados –y que resulta aleccionador- pertenece a la obra de Pedro de Junco, Fundación, nombre y armas de la ciudad de Astorga (1635): «El río EZLA se llamaba EZTOLA y EZTOLA fue ASTURA».

Al siglo XVIII pertenece la referencia del Padre Flórez y su Theatro geográfico-histórico de la Iglesia de España (1762), en la que aparece en repetidas ocasiones el río EZLA. Hablando de los nombres y límites de Asturias (Trat. 56, cap. I): «San Isidoro dice que les dio nombre el río ASTURA… Hoy persevera el mismo nombre de EZLA en el río que los de tierra de León llaman río Grande».

Una de las primeras obras de la Real Academia Española fue la Ortografía española (1741). En la parte dedicada a la letra Z dice que ya la Ç ha desaparecido y que se sustituye por la Z. Esta letra recoge ya los mismos usos y sonidos que en la actualidad (interdental sorda).

  1. ESLA

Finalizaremos este recorrido con dos ejemplos del siglo XIX, siglo en el que ya hallamos la forma actual ESLA (con la S sibilante, alveolar sorda).

Así comienza la definición que da Sebastián Miñano en su Diccionario geográfico-estadístico de España y Portugal (1826): «ESLA: Río de España, en la provincia de León. Nace del puerto y de las montañas de Tarna».

La última referencia la he tomado de la España geográfica (1845) de Francisco de Paula Mellado al hablar de la provincia de León: «Atraviesa la provincia de N. a S. el caudaloso río ESLA o EZLA, antiguamente ÁSTURA, que tiene su origen en las montañas de Valdeburón». Obsérvese que nos recuerda la coexistencia de las dos formas a mitad del siglo XIX.

  1. SÍNTESIS

Esta sería la evolución lógica, con variantes a su alrededor y conviviendo en períodos de tiempo:

  1. ÁSTURA (S. I-2).
  2. ÁSTURA (S. VI)
  3. ÁSTORA (S. IX)
  4. ÉSTORA (S. IX)
  5. ÉSTOLA (S. X-XIII)
  6. ESTLA / EZTLA (S. XI-XIII)
  7. ESLA / EZLA (S. XIII-XVIII)
  8. ESLA (S. XIX-XXI)
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