LA UÑA (LEÓN) Y SU ENTORNO: PRIMERAS FUENTES DOCUMENTALES

Iniciaremos este breve estudio con el análisis etimológico del topónimo[1] LA UÑA. En primer lugar, hay que aclarar que el artículo forma parte del nombre y, por tanto, son inseparables artículo y sustantivo, debiéndose escribir con mayúscula la L, como sucede con otros topónimos: El Escorial, La Coruña, La Cepeda, La Ercina, etc[2]. El sustantivo común UÑA en español viene del latín UNGŬLA ´uña` a través de una serie de cambios fonéticos: UNGŬLA > UNGLA (por pérdida de la vocal breve postónica) >UNLA (por reducción del grupo consonántico) > UÑA (por palatalización del grupo NL)[3].  Lo encontramos ya documentado en 1112 y, a partir de aquí, se convierte en término de uso general en todas las épocas. En el caso de que este fuera el origen del nombre de esta población habría que tomarlo en sentido metafórico y contendría los semas de parte extrema del dedo, más o menos puntiaguda. Más plausible es la teoría de quienes consideran que este no es el origen y suponen que es un orónimo[4], como el francés ONGLES, que deriva de una base prelatina *UNC-ULA que significa «montaña». Lo cierto es que ya encontramos documentado el término en el siglo XIII: en un documento del Monasterio de Carrizo  (León) aparece como fiador un Pedro Juanes de «La HUNA»[5].

Anterior al escrito citado, tenemos otro del Archivo Histórico Nacional de 17 de diciembre de 1089 (Becerro de Sahagún, ff. 139v. – 140r.) en el que aparecen dos nombre relacionados con La Uña, pero no el de la población. En él, Domingo y su madre Flámula donan al Monasterio de Sahagún un monasterio situado en territorio de Riaño, en donde nace el Esla, que linda con Martín Díaz y con la Iglesia de san Cristóbal[6]. De san Cristóbal hablaremos más adelante. Digamos ahora algo acerca del pago citado. Se halla por encima de La Uña entre el río y el inicio del camino que parte para Valdosín. El topónimo hace referencia a un noble de Tierra de Campos, submayordomo de Alfonso VII el Emperador que reinó en León y Castilla desde 1126 a 1157. La primera noticia que se tiene de él aparece en 1115: asiste con otros próceres del reino al concilio de Oviedo. Años más tarde, vuelve a aparecer en relación con Alfonso VII. En 1142 en dos ocasiones. El monarca le dona las villas de Albires (en el municipio de Izagre, León) y Tarna[7] (en el concejo de Caso, Asturias) por los servicios prestados. En esta última para que levante allí un albergue de peregrinos y la trabaje con sus hijos como pudiere. En 1152 ejercía de mayordomo del conde Poncio de Cabrera y es muy posible que sea el merino[8] de Carrión de los Condes (Palencia) así llamado, que se documenta en 1154. La última referencia es de 1171[9].

En el Becerro de presentaciones de curatos y beneficios de la catedral de León, copia de 1468 que remite a un original de mediados del siglo XIII,  al describir las 38 parroquias del arciprestazgo de Burón, con el número 2 aparece la de La Uña[10]:

Sant Christoual de La Unla[11]. Del arçedianadgo[12]. Da terçia[13] como esta otra [al çellero de Vegamián[14]] e II sueldos[15] en procuración[16] e II sueldos de en çenso[17].

Esta breve descripción nos informa de que la parroquia está bajo la advocación de san Cristóbal mártir (que significa «el portador de Cristo» y por eso se le representa con el niño sobre el hombro). La festividad, según el martirologio romano, es el 25 de julio, que fue traslada al 10 de julio al no poderse celebrar por la coincidencia con otra de mayor rango: la de Santiago. Además nos indica que depende del Obispado de León (había iglesias que dependían del rey, de los monasterios, de la nobleza o del propio municipio) y en concreto del arcedianato de Mayorga (además de este existían en el Obispado de León el de Valderas, Valdemeriel y Saldaña), arciprestazgo de Burón.


[1] Topónimo: nombre propio de lugar.

[2] Esta ejemplificación servirá para diferenciar el término con artículo y sin artículo: Uña de Quintana (Zamora), Uña (Cuenca).

[3] Vid. Ramón Menéndez Pidal, Manual de gramática histórica española, Madrid, 1973, § 61, 2.

[4] Orónimo: nombre de cordillera, montaña, colina, etc.

[5] Vid. María Concepción Casado Lobato, Colección diplomática del Monasterio de Carrizo, León, 1983, n.º 602. Con carácter general, para un primer acercamiento al nombre de las poblaciones de León, vid. Javier García Martínez, El significado de los pueblos de León, León, 1992.

[6] Vid. Eutimio Martino, La montaña de Valdeburón, Madrid, 1980, § 9.

[7] Martín Díaz dona Tarna, con otras heredades, al Monasterio de san Pedro de Eslonza (León) en 1171. Vid. Vicente Vignau, Cartulario del Monasterio de Eslonza, Madrid, 1885, pp. 21-22 y 149-151.

[8] Merino: «Juez puesto por el rey en algún territorio en donde tiene jurisdicción amplia. Y este se llamaba merino mayor, a distinción del puesto por el adelantado o merino mayor, el cual tiene jurisdicción para aquello solo que se le delega (Autoridades).

[9] Vid. Pascual Martínez Sopena, La Tierra de Campos occidental. Parentesco, poder y comunidad del siglo X al XIII, Valladolid, 1985, pp. 388-403.

[10] Vid. José Antonio Fernández Flórez, «Becerro de presentaciones», en León y su historia. Miscelánea histórica. V., León, 1984, p. 436.

[11] Obsérvese la escritura del topónimo: UNLA. Como ya se ha dicho más arriba, el grupo consonántico NL palatizó en Ñ. Las letras del abecedario español proceden del latín, excepto cuatro: u, j, ñ y w. El nuevo fonema palatal nasal /ñ/, inexistente en latín, se representaba en la Edad Media de varias formas, aunque la más usual era el dígrafo nn. Este se comenzó a escribir de forma abreviada mediante una sola n con una virgilla encima, dando origen a una letra genuinamente española (también la adaptaron el gallego y el vasco), que la RAE en su Ortografía de 1754 convirtió en la 17.ª letra del abecedario español.

[12] Arcedianato: era una unidad territorial del obispado al frente del cual se hallaba el arcediano (vicario del obispo en su territorio) y que estaba integrado por varios arciprestazgos.

[13] Tercia: tributo eclesiástico que consistía en dos novenos de los diezmos o tercera parte de los dos tercios.

[14] Cellero: el que tiene a su cargo guardar los granos y frutos de los diezmos en la «cilla», dar cuenta de ellos y entregárselo a los partícipes. También podía significar casa o cámara donde se recogen los granos.

[15] Sueldo: moneda que tenía diferente valor según los reinos. En 1739, en Aragón valía medio real de plata. Moneda antigua de Castilla, que valía doce dineros de a cuatro meajas. MEAJA: Moneda de vellón que corrió antiguamente en Castilla y valía la sexta parte de un dinero, o medio maravedí burgalés.

[16] Procuración: cierta cantidad de dinero o de víveres que las iglesias dan a los obispos u otros superiores con motivo de sus visitas (obispos, arcedianos y arciprestes).

[17] Censo: «Contrato por el cual se sujeta un inmueble al pago de un canon o pensión anual, bien como interés perpetuo de un capital recibido, bien como reconocimiento de la propiedad cedida inicialmente» (DRAE). Sería el equivalente al actual préstamo hipotecario.

Esta entrada fue publicada en La Uña y etiquetada , . Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario