SAN CRISTÓBAL: SANTO CASAMENTERO

La historia de san Cristóbal es una historia forjada sobre la leyenda, sin base documental histórica, por lo que desde el 28 de abril de 1969, fecha en que el papa Pablo VI aprobó el calendario litúrgico revisado (Calendarium Generale), la Iglesia católica ha eliminado de su santoral a dicho santo; esto supuso que su veneración y celebración dejaran de ser obligatorias y oficiales y se permitieran la festividad y la representación iconográfica por razones de tradición religiosa.

Su culto se inició en Oriente y de aquí pasó a Occidente después del siglo V. Durante la Edad Media se convirtió en uno de los santos más venerados, proliferando su devoción en templos y monasterios, tanto en murales como en cuadros o esculturas. En Occidente comenzó a celebrarse su festividad el día 25 de julio hasta que fue trasladada al 10 del mismo mes por coincidir con la de Santiago apóstol, fiesta mayor y de obligado cumplimiento religioso. En Oriente se celebra el día 9 de mayo.

OLYMPUS DIGITAL CAMERA

SAN CRISTÓBAL. LA UÑA (LEÓN). FOTO: LUIS FUENTE

La vida de san Cristóbal más difundida desde la Edad Media es la que da del santo Jacopobo della Voragine (h. 1228-1298) en su Legenda aurea.[1] Cristóbal –Réprobo hasta que fue bautizado- era de origen cananeo y media doce codos de estatura, algo más de cinco metros. Vivía en la corte cananea hasta que se dio cuenta que su rey no era el más poderoso y decidió recorrer el mundo en busca del más poderoso Se trasladó a un reino en el que decían que habitaba este rey, pero luego se dio cuenta que no era así, ya que temía al demonio. Se fue en busca de este y también se dio cuenta  de que no era el más poderoso pues al toparse en un camino con una gran cruz de piedra comenzó a temblar. Abandonó al demonio y comenzó la búsqueda de Cristo. Se encontró con un ermitaño quien le explicó quién era Cristo y le pidió que fuera a ayudar a los que debían vadear cierto río, en cuyo intento morían muchos. Allí se fue y comenzó a realizar este servicio hasta que un día transportando sobre sus hombros a un niño observó que pesaba tanto que casi no podía con él. Una vez llegado a la otra orilla Réprobo le interrogó al niño sobre el porqué de su peso y este le contestó que él era Cristo y que sobre sus hombres llevaba el peso de los pecados de todo el mundo. Le exhortó a que siguiera realizando tal servicio y en prueba de que era verdad lo que le había dicho le dijo que clavara el varal del que se ayudaba a la puerta de su choza y al día siguiente lo encontrarás verde y florecido. Así sucedió. Se bautizó y comenzó a predicar el evangelio realizando miles de conversiones hasta que fue decapitado en Samos, ciudad de Licia.

La representación iconográfica de san Cristóbal, el santo con su cañado y con el niño Jesús con la bola del mundo en su hombro, procede de este relato.

El santo casamentero por excelencia en la Iglesia es san Antonio de Padua, con multitud de leyendas y oraciones para el caso. Sin embargo, también hay otros santos o santas casamenteros,  menos conocidos, entre los que se halla san Cristóbal. Veamos algunos testimonios al respecto comenzando por un cuentecillo tradicional sevillano.[2]

EL SANTO CASAMENTERO INSULTADO[3]

Se cuenta que en Sevilla una vieja gitana iba diariamente a postrarse ante la colosal imagen de san Cristóbal, pintada en la catedral[4], y que se dirigía al santo con estas zalameras frases:

SAN CRISTÓBAL.CATEDRAL DE SEVILLA

SAN CRISTÓBAL. CATDERAL DE SEVILLA. MATEO PÉREZ DE ALESIO. 1584

— San Cristobalito,
manitas, patitas,
carita de rosa,
dame un novio
para mi niña,
que la tengo mosa.

 Se casó al final la muchacha, pero su marido, que era jugador, pendenciero, mujeriego y borracho, la daba tan mala vida que, trocándose en odio y mala voluntad toda la gratitud que a san Cristóbal por sus buenos oficios había profesado la vieja, comenzó a ir nuevamente a la catedral, no ya a adularle y requebrarle con cariñosos diminutivos, sino a decirle con avinagrado gesto:

— San Cristobalón,
manazas, patazas,
cara de cuerno,
como tienes la cara
me diste el yerno;
tan judío eres tú
como mi yerno.

 SAN CRISTÓBAL EN MÉJICO[5]

La conquista de Méjico se llevó a cabo por soldados españoles quienes no solo sometieron política y socialmente a sus pobladores, sino que también les impusieron su religión y sus tradiciones religiosas. Y hasta Guadalajara, estado de Jalisco, ha llegado el cuento tradicional anterior de san Cristóbal como santo casamentero. Así es como las muchachas piden matrimonio:

 — San Cristobalazo,
patada, manazo,
¿cuándo me caso?

Si el marido le sale mal –maltratador físico, borracho, mujeriego-, vuelve al santo y le solicita lo contrario:

— San Cristobalito,
patitas, manitas,
¿cuándo me lo quitas?

EL REFRANERO

Este carácter casamentero se ha hecho tan popular que el archivo de la sabiduría popular, el refranero,  lo ha incluido entre su información:

«La moza que a San Cristóbal besare el pie, casará bien».

 SAN CRISTÓBAL Y FEDERICO GARCÍA LORCA (1898-1936)

 También dicho carácter se puede observar en los siguientes poemas lorquianos:

«MADRIGAL DE VERANO» (LIBRO DE POEMAS)

Junta tu roja boca con la mía,
¡oh, Estrella la gitana!
Bajo el oro solar del mediodía
morderá la manzana.

En el verde olivar de la colina
hay una torre mora,
del color de tu carne campesina
que sabe a miel y aurora.

Me ofreces en tu cuerpo requemado
el divino alimento
que da flores al cauce sosegado
y luceros al viento.

 ¿Cómo a mí te entregaste, luz morena?
¿Por qué me diste llenos
de amor tu sexo de azucena
y el rumor de tus senos?

Federico_Garcia_Lorca_joven_2¿No fue por mi figura entristecida?
(¡Oh mis torpes andares!)
¿Te dio lástima acaso de mi vida,
marchita de cantares?

 ¿Cómo no has preferido a mis lamentos
los muslos sudorosos
de un san Cristóbal campesino, lentos
en el amor y hermosos?

Danaide del placer eres conmigo.
Femenino Silvano.
Huelen tus besos como huele el trigo
reseco del verano.

Entúrbiame los ojos con tu canto.
Deja tu cabellera
extendida y solemne como un manto
de sombra en la pradera.

Píntame con tu boca ensangrentada
un cielo del amor,
en un fondo de carne la morada
estrella de dolor.

Mi Pegaso andaluz está cautivo
de tus ojos abiertos;
volará desolado y pensativo
cuando los vea muertos.

Y aunque no me quisieras te querría
por tu mirar sombrío,
como quiere la alondra al nuevo día,
solo por el rocío.

 Junta tu roja boca con la mía,
¡oh, Estrella la gitana!
Déjame bajo el claro mediodía
consumir la manzana.

«PRECIOSA Y EL AIRE» (ROMANCERO GITANO)

Su luna de pergamino
Preciosa tocando viene,
por un anfibio sendero
de cristales y laureles.
El silencio sin estrellas,
huyendo del sonsonete,
cae donde el mar bate y canta
su noche llena de peces.
En los picos de la sierra
los carabineros duermen
guardando las blancas torres
donde viven los ingleses.
Y los gitanos del agua
levantan por distraerse,
glorietas de caracolas
y ramas de pino verde.
Su luna de pergamino
Preciosa tocando viene.
Al verla se ha levantado
el viento, que nunca duerme.
San Cristobalón desnudo,
lleno de lenguas celestes,
mira la niña tocando
una dulce gaita ausente.
Niña, deja que levante
tu vestido para verte.
Abre en mis dedos antiguos
la rosa azul de tu vientre.
Preciosa tira el pandero
y corre sin detenerse.
El viento-hombrón la persigue
con una espada caliente.
Frunce su rumor el mar.
Los olivos palidecen.
Cantan las flautas de umbría
y el liso gong de la nieve.
¡Preciosa, corre, Preciosa,
que te coge el viento verde!
¡Preciosa, corre, Preciosa!
¡Míralo por dónde viene!
Sátiro de estrellas bajas
con sus lenguas relucientes.
Preciosa, llena de miedo,
entra en la casa que tiene,
más arriba de los pinos,
el cónsul de los ingleses.
Asustados por los gritos
tres carabineros vienen,
sus negras capas ceñidas
y los gorros en las sienes.
El inglés da a la gitana
un vaso de tibia leche,
y una copa de ginebra
que Preciosa no se bebe.
Y mientras cuenta, llorando,
su aventura a aquella gente,
en las tejas de pizarra
el viento, furioso, muerde.

SAN CRISTÓBAL Y ANTONIO MACHADO (1875-1939)

Cerremos este breve recorrido por la literatura de san Cristóbal casamentero con un poema de Antonio Machado, quien tuvo ocasión de contemplar en la catedral de Baeza –durante su estancia como catedrático de francés en esta ciudad andaluza (1912-1917)- el cuadro del santo allí presente:

Por un ventanal,
entró la lechuza
en la catedral.
San Cristobalón
la quiso espantar,
machado36al ver que bebía
del velón de aceite
de Santa María.
La Virgen habló:
— Déjala que beba,
san Cristobalón.


[1] Hasta 248 historias religiosas incluye esta obra que se pueden consultar en la traducción castellana de fray José Manuel Macías, Madrid, Alianza, 1982, 2. vols.

[2] Para entender estos cuentecillos es necesario tener en cuenta la consideración que el diminutivo y el aumentativo tienen en español. Son dos grados del adjetivo que están relacionados con la cantidad y dimensión del referente del lexema del adjetivo, presentando su realidad disminuida o aumentada respectivamente. Pero a este valor primario, se ha añadido otro que es el del carácter afectivo para el diminutivo o despectivo para el aumentativo. Por tanto, el resultado final es la suma del valor primario y del añadido, resultando en algunos casos que el añadido es el que prima, como en el caso del gigante san Cristóbal.

[3] Cuento recogido en Sevilla por Francisco Rodríguez Marín que reproduce Máxime Chevalier,  Cuento tradicional, cultura, literatura (siglos XVI-XIX), Salamanca, Universidad de Salamanca, 1999, p. 194.

[4] En la catedral de Sevilla se halla un mural, pintado al fresco, de más de 10 m de alto de san Cristóbal, del italiano Mateo Pérez de Alesio, de 1584. Se encuentra en la capilla lateral que contiene el sarcófago de Cristóbal Colón. La representación de san Cristóbal en murales, cuadros o esculturas recorre toda la geografía española.

[5] Véase Mariano Monterrosa Prado y Elsa Leticia Talavera Solórzano, Las devociones cristianas en México en el cambio de milenio, México, 2002, pp. 46-53.

Esta entrada fue publicada en Hagiografía, La Uña, Literatura religiosa y etiquetada , , , . Guarda el enlace permanente.

6 respuestas a SAN CRISTÓBAL: SANTO CASAMENTERO

  1. Luis dijo:

    San Cristobal también es conocido como patrón de los conductores o transportistas. Por ello, ¿se entiende que surge tras relacionar su oficio de ayudar a los que debían vadear cierto río? ¿Es así o se apoya en otros criterios?

  2. José Angel dijo:

    Y Patrón de La Uña, por supuesto…

  3. hardy dijo:

    me parese algo impresionante tanta historia de este gran santo,al que sigo desde siempre,gracias por ilustrarme felicitaciones por su trabajo

Deja un comentario