2. Segundo nombre: NUNCIEL
La interpretación: nuncio entre Dios y la alma, y mensajero para presentar al Altísimo sus deseos y obras y peticiones del alma. Este santo ángel es el de la guarda, que se me dio cuando el Señor me crio.
El segundo príncipe es hermosísimo sobre manera y admirable en la compostura, como el primero.
Señálase este santo ángel y diferénciase del primero [en] que la encomienda que traía al pecho este santo ángel la traía en el brazo.
Traía diadema, sino que es de hermosísimas flores, y se parece más a corona.
Mostróseme con un rótulo al pecho que decía: «soy ángel de María». Y así se me ha mostrado, que es el ángel santo de toda la vida.
Traía en un brazo muchas coronas metidas por él, hermosísimas, a modo de laureolas de todas las virtudes; y cierto que verlas tan bellas obligan a procurarlas.
En el color que este santo ángel se señala más es blanco mucho; y esta blancura es con extraña hermosura. Áseme mostrado este príncipe, devoto de las vírgenes y que ayuda para esta virtud; en este artículo me ha hecho Dios grandísimos favores, y ahora lo atribuyo a este príncipe y señor mío. Muchas veces he reconocido en mi interior con alabanzas al Altísimo este beneficio. Jamás tuve malos pensamientos, sino una voluntad fortísima a esta virtud siempre; y esto lo atribuyo a la buena guarda de mi santo ángel, y en muchos trabajos me ha sacado con victoria.
Sea alabado tal príncipe.
3. Tercer nombre: SACIEL
La interpretación: sabiduría de Dios y voz que la publica, e ilustración para darle a conocer: dala a la alma.
Como el tercer ángel se me ha mostrado, es como se sigue: en el modo de adorno es como los dos que quedan dichos. En el color que más se señala es azul como el cielo.
Hermosísimo en extremo traía corona o diadema de piedras preciosísimas.
En el pecho traía un modo de custodia o vidriera en que muestra grandes tesoros de la sabiduría del Altísimo.
Tiene gran majestad y está resplandeciente mucho.
Intelectualmente (aunque imaginariamente se muestra así) las inteligencias de sus grandezas, de su belleza, son indecíbles.
Bendito sea tal príncipe.